Murió Jorge Ferrer: un sobreviviente de la vida

El reconocido médico e investigador altagraciense, falleció este 6 de agosto a los 92 años de edad. Nos quedan sus miles de anécdotas alrededor del mundo, destacándose su vocación científica y por sobre todo su gran valor humano.

Jorge “el Gordo” Ferrer nació en 1931 en la ciudad de Alta Gracia, y se lo conoció principalmente por dedicar gran parte de su vida a la investigación científica en leucemia y cáncer.

En su libro autobiográfico «Un sobreviviente de la vida«, Jorge dio cuenta de gran parte de su historia, como lo de su padre, Carlos Ferrer Moratel, quien era un conocido médico especialista en enfermedades pulmonares, y que llegó a atender al mismísimo Manuel de Falla, en una época en la que la tuberculosis azotaba al país; como así también de la relación con otras personalidades locales, como con el cura gaucho José Buteler.

Su segunda casa era el Sierras Hotel, donde llegó a conocer a Raúl Barón Biza, y donde compartió diversas aventuras con los hermanos Guevara Lynch, especialmente con Ernesto, el “Che”; de quien su hermano Carlos «Calica» Ferrer fue un íntimo amigo e incluso compartió viajes.

«Los Guevara fueron a Alta Gracia por el asma de Ernesto, que era muy pronunciado, y ahí mi padre fue su médico. Toda nuestra familia se reunía muy a menudo, íbamos a cumpleaños juntos y reuniones», contó en varias entrevistas. 

Con él intercambió correspondencia durante muchos años, incluso pudo encontrarse con él en Uruguay, previo su paso a la clandestinidad en Bolivia. 

«El ‘Che’ era casi 3 años mayor que yo y no éramos tan amigos en un principio: él me cargaba mucho por mis hazañas como nadador y jinete. Pero la casa de los Guevara estaba siempre abierta a los amigos», recordó.

A los 18 años, Jorge se fue a estudiar medicina en Buenos Aires, donde comenzó su prolífica carrera investigando enfermedades.  

En Estados Unidos desarrolló su labor en los más altos círculos académicos. En Pensilvania lideró investigaciones que culminaron con el descubrimiento de la leucemia bovina, que permitió luego importantes avances en el descubrimiento de los virus que causan la leucemia humana

«Descubrimos un virus que causaba leucemia en las vacas. Mi interés era estudiarlo como modelo experimental para la leucemia humana y efectivamente, sirvió como modelo para las investigaciones que culminaron con el descubrimiento del virus que causa leucemia en humanos», explicó en una entrevista a Rony Vargas. 

Más allá de su desempeño académico, el doctor Ferrer se considera un “sobreviviente de la vida”, ya que superó un cáncer por el cual tuvieron que extirparle un ojo. Esa experiencia es la que le da nombre a su libro. 

También lideró un equipo de investigación pionero en el norte argentino, en comunidades wichis, experiencia que calificó como «excepcional a nivel humano y científico». 

«Empezamos a estudiar una variante del virus de la leucemia y encontramos que se concentra en poblaciones aborígenes, así que fui a Santa Victoria Este con un equipo y estudiamos esta variante y otros virus, como el hantavirus por ejemplo o el chagas», relató. 

Finalmente, se jubiló en 2010 y volvió a vivir a la zona de Alta Gracia; más precisamente en la juntura de los ríos San José y De la Suela, donde se forma el Anisacate, para dedicarse a su gran pasión: los caballos.

«La idea original era vivir la mitad del año en el campo y la otra mitad en Estados Unidos, donde participo en investigaciones científicas. Allí viven mis hijos y mis cuatro nietos», supo expresar Jorge en una entrevista, a Rony Vargas

Tristemente este domingo 6 de agosto, a sus 92 años nos dejó de manera física, pero nos queda un legado enorme en cuanto a medicina, cultura, historia, sacrificio y vida misma se refiere.

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