María Becerra y J Rei también se dieron una vueltita por Paravachasca
La popular cantante y su novio estuvieron vacacionando por Calamuchita, pero en la noche del domingo se llegaron al puesto de Artesanías El Molino, entre La Bolsa y Los Aromos, y se llevaron una gran cantidad de regalos.
María Becerra eligió las Sierras de Córdoba para desconectarse después de romperla en los dos shows en River. La cantante se instaló con su novio J Rei en un camping y disfrutó de días de sol y sierras cordobesas; recorriendo localidades como Santa Rosa de Calamuchita, Yacanto, El Durazno y Los Reartes.
Durante su estadía en Córdoba fue al río, adoptó un perrito al que llamaron Turbo y hasta pasó por un local de regionales sobre la Ruta 5, para comprar regalos el domingo por la noche.
Matías Vives, dueño junto a sus papás de Artesanías El Molino, contó cómo fue su paso por el local y qué se llevó.
Según expresó, María y su pareja pasaron cerca de las 20 por el comercio ubicado entre La Bolsa y Los Aromos. “Estaban mi mamá y mi papá empezando a cerrar y primero no los reconocieron”, comenzó el joven.
A los minutos llegó él, les pasó al lado y tampoco los identificó, confesó a este medio. “Cuando entré mi mamá me dijo que le parecía que era una cantante pero no se acordaba el nombre”, relató Vives y siguió: “Me fijo yo y no podía reconocerla porque estaba bastante camuflada”.
Después de unos minutos, María Becerra se giró y pudo descubrir de quién se trataba. “¡No lo podía creer!”, expresó el joven que tiene un emprendimiento de mates llamado Buen Mate en el local de regionales.
“Lo que atiné fue a saludarla a ella y a él”, comentó y agregó: “No los quería molestar mucho, lo que sí les pedí una foto cuando terminaran de ver todo lo del local”. “Yo estaba muy contento, re contento”, se sinceró.

Compras y más compras
María Becerra y J Rei se llevaron “de todo” dijo Matías. La pareja estaba en busca de regalos y recuerdos de las sierras de Córdoba y en el comercio encontraron lo que querían.
De acuerdo a lo que reveló, se llevaron dos mates imperiales con bombillas, un portamate “de los que van en el auto” y materas. Además, cuchillos que pidieron que sean envueltos para regalo y artículos de decoración.
“Estuvieron como una hora, estaban tranquilos porque ya no había nadie y no los molestamos”, concluyó el joven emprendedor.
