Quebrada del Condorito: la reintroducción de vizcachas es un éxito
Luego de que la especie se extinguiera del territorio que hoy conforma el actual Parque Nacional, por la caza excesiva y campañas de exterminio con veneno, desde el 2019 ya se cuenta con la presencia de más de 150 ejemplares.
El Parque Nacional Quebrada del Condorito trabaja desde hace prácticamente 6 años en la reintroducción de la vizcacha en sus tierras, y la decisión tiene que ver con el rol ecológico que cumple este animal herbívoro.
En un estudio de 2005 se pudo determinar que las vizcachas se extinguieron del territorio que hoy conforma el Parque Nacional a mediados del siglo XX, por caza excesiva y campañas de exterminio con veneno.
Los primeros animales llegaron en 2019, y desde entonces han cumplido un papel fundamental en el ecosistema del lugar. Durante esas primeras etapas, se trajeron alrededor de 40 ejemplares en varias ocasiones, y hoy, casi seis años después, ya superan los 150.
Estas especies han comenzado a reproducirse y establecerse en el parque, contribuyendo a la diversidad y salud del ecosistema. Además, muchas de las vizcacheras abandonadas se espera que a futuro sean utilizadas por otras especies que usan estos refugios como madrigueras o lugares para pasar el invierno.
Este proyecto se hizo efectivo en 2019 en conjunto con el Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas del CONICET, y contó con el trabajo del doctor Diego Guzmán, la bióloga Cecilia Contarde, el biólogo Jael Dominino, la médica veterinaria María del Rosario Ahumada y el médico veterinario Aquiles Debeter. La tesis de grado y doctoral de Cecilia Contarde también son parte fundamental de este esfuerzo.


¿Por qué reintroducir la vizcacha?
Como otros herbívoros, la vizcacha cumple un importante rol ecológico, estructurando la vegetación mediante el consumo de plantas. Al remover biomasa vegetal, la vizcacha es capaz transformar pajonales en céspedes.
Esos céspedes sirven de hábitat para numerosas especies, desde hierbas a ciertas aves y otros vertebrados, que sin los herbívoros no tendrían dónde establecerse ni prosperar.
Además, debido a su hábito de cavar extensas galerías de túneles (“vizcacheras”), las vizcachas generan refugio para otras especies, que suelen aprovechar esas cuevas. Por ello las llamamos: ingenieras del paisaje, o ingenieras ecosistémicas.
La reintroducción de la vizcacha ha sido parte de un plan de restauración ecológica del paisaje natural alto-serrano, tendiente a la diversificación de ambientes, para brindar hábitats a la mayor diversidad de especies posibles.
También se reintrodujeron y reforzaron las poblaciones de otras especies, desde animales como el guanaco (Lama guanicoe) hasta árboles como el tabaquillo (Polylepis australis).