Más empatía, menos juzgar: cuando una noticia nos interpela

El periodista Rodrigo Pereyra da cuenta de cómo un hecho trágico, que ocurrió durante el último fin de semana y que conmocionó a Alta Gracia, refleja cómo estamos a nivel sociedad y cómo ello se evidencia en las redes sociales.

EDITORIAL DE RODRIGO PEREYRA

En la jornada del sábado 26 de julio, la ciudad de Alta Gracia amaneció conmocionada tras conocerse la noticia que daba cuenta del incendio de una precaria vivienda en la zona de Barrio Liniers, que tuvo como resultado el fallecimiento de dos pequeñas hermanas, de 2 y 4 años de edad.

Desde un primer momento, tanto a nivel periodístico como a nivel de comentarios del común de la gente, todo estuvo centrado en una sola cuestión: la supuesta ausencia de la madre de las pequeñas cuando las llamas habían comenzado.

Es así que, en los diferentes perfiles y cuentas de Instagram y Facebook de cada uno de los medios que habían tratado la noticia, empezó a evidenciarse una catarata de comentarios, que no tenían otra claridad que juzgar lo ocurrido desde un plano superior y sin, tal vez, tener la necesaria empatía que la situación y contexto de las personas realmente involucradas requería.

La verborragia y opiniones negativas expresadas no solo daban cuenta de un sentimiento ocasional del momento, sino que reflejaron algo mucho más transversal, y que no es otra cosa, nada más ni nada menos, que cómo estamos como sociedad, prevaleciendo el juzgar, o prejuzgar, por encima del empatizar o ponerse en el lugar de la otra persona.

No debe ser el común de la gente, como así tampoco el periodismo, quien deba juzgar lo ocurrido acá, con el agregado que la persona involucrada y señalada en la mayoría de los comentarios, hoy, aunque suene muy feo y drástico decirlo, se trata de alguien con «muerte en vida», debido a las consecuencias, principalmente psicológicas y emocionales, que la pérdida de dos hijas en un hecho tan trágico pueda ocasionar para una joven madre.

Será la Justicia, justamente, valga la redundancia, quien deba juzgar lo ocurrido acá. En un primer momento investigando, luego determinando si existió o no delito alguno, y finalmente, siempre y cuando así corresponda, condenando con la pena que se debiera cumplir.

Pero bueno, en más de una ocasión, y mucho más con la herramienta de comentar en redes como bandera, nos adelantamos a ese lugar que deben ocupar los fiscales y jueces, y juzgamos o prejuzgamos a un nivel tan alto, que pareciera que cada una de nuestras vidas fueran maravillosas, y la perfección es lo predominante, aunque ello diste a años luz de ser real.

A su vez, así como por ejemplo las autoridades competentes «esperan» que en un determinado cruce de calles ocurra cierto o ciertos accidentes de tránsito para luego colocar semáforos, nosotros como sociedad pareciera que «estábamos esperando» que una noticia trágica como la de este sábado ocurriera; y ello lo digo por la forma y las distintas maneras que la misma nos interpela, o nos debiera interpelar.

Esta triste noticia puede tener diferentes patas o aristas. Una meramente policial o judicial, que es la Justicia la encargada de juzgar. Una segunda que refleja el entramado social y la presencia o no del Estado en relación a la familia involucrada. La tercera pata tal vez tiene que ver con la cuestión más privada o íntima que las personas involucradas viven o vivieron; y finalmente una cuarta, y no menos importante, la que nos interpela a todos como sociedad, desde la conmoción provocada al tratarse de un hecho trágico con dos criaturas fallecidas, y hasta la manera que canalizamos todo y lo explayamos de diferentes maneras con nuestros comentarios.

Como síntesis de todo esto, creo firmemente que son muchas las cuestiones que debemos cambiar, tanto a nivel comunicacional, a lo que los medios al momento de dar una noticia se refiere, como a nivel general en relación a cómo estamos hoy como sociedad; ya que lo ocurrido el sábado dio cuenta de que tenemos heridas, que hay fallas, que hay un virus que nos consume y que hace que lo negativo gane y por mucho a todo lo positivo.

Si la cuestión de juzgar o prejuzgar la dejamos de lado, y más bien ayudamos o aportamos de una manera constructiva y sana, todo puede y va a ser mucho mejor. Para ello, debemos dar lugar a la empatía, para así poder ponernos en el lugar de la otra persona y dejar de lado esto de ser jueces a toda costa de cada hecho o situación que tengamos enfrente.

Por ello y desde mi simple y humilde lugar pido por MÁS EMPATÍA y MENOS JUZGAR… Gracias por leer….

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