Argentina sueña: venció a Australia en un partido bravo y avanzó a cuartos

Fue 2-1 en el estadio Áhmad Bin Ali, con goles de Lionel Messi y Julián Álvarez. El conjunto oceánico descontó con un gol en contra de Enzo Fernández. La Selección enfrentará el viernes 9 a Países Bajos.
Es Lionel Messi. Es Julián Álvarez. Es el equipo. Es la hinchada. Es el Mundial. Es otro triunfo soberbio de la Argentina humilde, la selección que aprendió de la derrota ante Arabia Saudita. Es el grupo de jugadores predispuesto a las incomodidades de una competencia que no tolera errores. Es el plantel que quiere darle una alegría a la gente. Es la Argentina en los cuartos de final de Qatar 2022. Con una actuación sin fisuras, con oficio, con atrevimiento y lucidez, se impuso 2-1 a Australia y se metió en cuartos, donde se topará con Países Bajos el viernes.


Messi, en su partido mil como profesional, abrió el marcador en el minuto 35 del primero tiempo. Lo hizo con una gran definición de zurda en el que fue el primer disparo al arco del equipo en el cotejo. El segundo gol se dio a través del delantero cordobés Álvarez, a los 12 del segundo tiempo, cuando Rodrigo de Paul peleó una pelota ante el arquero de Australia y propició la definición del “Araña”.
Argentina resolvió un partido que pintaba para dolores de cabeza, porque Australia estaba defendiendo de manera impecable. Argentina, en definitiva, se sacó de encima a un equipo que había vencido a Túnez y a Dinamarca en la primera fase. Y, a la vez, Argentina se sacó de encima los fantasmas que viene persiguiendo a los “grandes” en este Mundial (ya perdieron Brasil, Francia, Alemania y España, por ejemplo).


Sólo el gol de Craig Goodwin, después de un desvío en Enzo Fernández, promovió una mínima rebeldía en Australia, que no fue suficiente por el aplomo de los baluartes defensivos como Nicolás Otamendi y Cristian Romero.
Argentina-Países Bajos el viernes. Serán días de felicidad y de extrema ansiedad. Es el equipo. Es la hinchada. Es el Mundial.
LO QUE PASÓ EN EL PARTIDO
Australia arrancó cerrando caminos de manera perfecta, con un sistema con cuatro defensores, cuatro volantes y dos delanteros corredores. Al punto que Lionel Messi debió bajar a buscar la pelota. La fiereza con la que Australia le metió cabeza y piernas al plan para impedir fue admirable. Cristian Romero y Nicolás Otamendi tocaron la pelota un montón de veces. Era porque no había salida. Por eso bajaba Messi.
Así el partido, con la pelota yendo de lado a lado, no quedaba otra que rematar desde afuera. Y el primer intento fue el de Alejandro Gómez a los 16 con un remate sin puntería.
Después de esos minutos de posesión albiceleste, Australia adelanto líneas y tomó el control. Pasaron muchos minutos en los que Messi no tocó la pelota. Y se sabe qué pasa cuando pasa eso.
Australia consiguió varios tiros de esquina y empezó a preocupar. De repente, le estaba saliendo el partido que quería. Argentina sin pase profundo y con preocupaciones. Y cuando a Messi le llegaba la pelota no había manera de que pudiera pasarla a compañeros porque se multiplicaban las piernas.
El entrenador australiano, Graham Arnold estaba al lado del campo de juego y movía los dedos como si la cancha fuera una tablet en la que pudiera poner a sus dirigidos en los lugares deseados para bloquear caminos albicelestes.
Scaloni estaba con las manos en las cinturas viendo cómo se iba complicando el trámite y cómo su sistema no quebraba a los oceánicos. Argentina estaba dispuesta con cuatro defensores, tres volantes y un cuarto mediocampista abierto, como “Papu” Gómez, además de Messi y Julián Álvarez más arriba. El punta cordobés no se estacionaba de delantero. Estaba abierto. Messi sí iba al medio. Pero, lo dicho, bajaba seguido a buscar esa pelota que llegaría…
A los 35 minutos, Alexis Mac Allister encontró a Messi a la salida de un tiro libre. Messi entró endiablado de frente al arco para cruzar aplicar un zurdazo angelical al palo más lejano del arquero.
Australia volvió a la postura del inicio del partido. Sin salirse del plan. Argentina, obvio, estaba menos incómodo con ese planteo del rival porque estaba arriba en el marcador. Enzo Fernández controló decenas de pelotas en ese tránsito hacia el final del primer tiempo.
Iban menos de cinco minutos del segundo tiempo cuando Scaloni ordenó la salida de Gómez para el ingreso de Lisandro Martínez y, así armar una línea de tres-cinco defensores. Ya que Molina y Acuña quedaron como laterales-volantes.
Australia… nada. Ni se inmutaba. Tenía plena confianza en un error de Argentina para llegar al empate. Pero el error iba a ser de Australia. Eso se salir jugando desde abajo le costó demasiado caro. El arquero Mat Ryan se complicó, lo apuró Rodrigo de Paul y Julián Álvarez, súperactivo y vivo, lo cobró en gol a los 12.
Argentina resolvía así un partido que estaba bravísimo. Con semblanza, paciencia y sentido de la oportunidad, los de Scaloni al mismo tiempo habían anulado cualquier intento de Australia.
Los siguientes cambios de Scaloni apuntaron a sostener esa dinámica beneficiosa: Lautaro Martínez entró por el desgastado Álvarez y Nicolás Tagliafico por Acuña para meterle más músculo a la defensa.
Sólo una desgracia podía ponerle un poco de complicación al partido. Una desgracia como la que pasó: un zurdazo de Goodwin dio en la cabeza de Enzo Fernández y descoló con “Dibu” Martínez. Iban 32 minutos.
Más quería cerrar el partido Scaloni y por eso los cambios: adentro Exequiel Palacios y Gonzalo Montiel por Mac Allister y Molina. El 1-2 caló desacomodó. Y Australia estuvo ahí del 2-2 con una mandada fabulosa de Aziz Behich.
La hinchada acompañaba desde la tribuna. No quería que el equipo se cayera. Scaloni gritaba. Messi pedía la pelota. El partido estaba siendo cruel con Argentina. Y el Mundial viene siendo cruel con Lautaro Martínez. Messi le puso una pelota de gol, pero el delantero sigue de mala racha y la desaprovechó definiendo mal en dos ocasiones (una se le fue por arriba y la otra dio en el cuerpo del arquero).
Messi contuvo la pelota y pinchó a Australia. Messi la dejó chiquita en esos minutos finales. Messi se comió el partido. Messi fue el gigante. Messi conmovió. Como conmovió Dibu Martínez tapando la última jugada.
Al final… se festejó como lo que fue… una final. Un más hacia la final. Argentina, con todo. Argentina, con Messi. Argentina, con todos. Es un Mundial.
