Rubén Magnano: el histórico entrenador que forjó las bases de la «generación dorada»

Si de la Generación Dorada del básquet argentino se habla, es imposible no nombrar a quien la gestó: Rubén Pablo Magnano. El pasado domingo 9 de octubre cumplió 68 años y a continuación repasaremos su huella por el mundo del básquet.
El nacido en Villa María, fue por muchos años el técnico principal de varios equipos de la Liga Nacional, tales como Boca Juniors, Luz y Fuerza de Misiones y Atenas. Este último fue el club en donde debutó como DT profesional, más campeonatos obtuvo, y en donde además dirigió en tres ciclos distintos (1990 – 1994; 1996 – 1999 y 2008 – 2010).
Con el histórico club cordobés obtuvo 9 títulos en total, incluyendo distinciones nacionales e internacionales (cuatro veces campeón de la Liga Nacional, bicampeón del sudamericano de clubes en 1993 y 1994, panamericano de clubes en 1996 y dos veces ganador de la Liga Sudamericana de clubes en 1997 y 1998).
También dirigió, sin pena ni gloria, en el viejo continente; más precisamente en la Serie A italiana. Aunque probó suerte en la Liga ACB de España con el Cajasol, en la temporada 2007/2008, decidió retornar al básquet argentino para enfocarse en otros objetivos.
Además de la Argentina, también participó en distintos procesos de la selección uruguaya y brasileña. Con esta última, consiguió el Campeonato Panamericano 2005, disputado en Toronto.
Magnano fue quien, desde el 2000 hasta el 2004 refundó en la selección Argentina una nueva forma de competir y pelear contra los más poderosos. En el 2001, el combinado albiceleste ganó de punta a punta el Campeonato Sudamericano disputado en Chile y el FIBA Américas, realizado en Neuquén. A partir de allí, se le empezaba a prestar más atención a los jugadores que integraban aquel deslumbrante plantel.
Con Rubén al mando en el Mundial de Indianapolis 2002, La selección argentina, fue la primera en el mundo en derrotar a una selección de Estados Unidos conformada íntegramente por jugadores de la NBA.
La hazaña se llevaría a cabo el 4 de septiembre de ese mismo año, cuando el conjunto que tenía a un joven Emanuel Ginóbilli entre sus filas, eliminó a los norteamericanos por 87 a 80 y les arruinaría el sueño de poder consagrarse como los mejores del mundo.
Y a pesar de haber perdido la final de ese mundial frente a Yugoslavia, en donde se marcó un fuerte error arbitral que perjudicó a la Argentina sobre el final del último cuarto, los fanáticos ya iban aumentando cada vez más su apoyo para con los jugadores que integraban esa camada.
Y dos años más tarde, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, la Selección mayor de Rubén Magnano lograría el hito más importante de la historia del básquetbol argentino al conseguir ganar la medalla de oro.
En la fase de grupos, tras 3 victorias y apenas dos derrotas, Argentina finalizaría en el tercer puesto. En el cruce de cuartos de final le tocó medirse con Grecia (que era el combinado local) y la derrotó en un final cerrado por 69 a 64. En la semifinal eliminó a Estados Unidos (integrado por jugadores de la NBA), por 89 a 81. Esta victoria contra Estados Unidos, representó para el conjunto norteamericano el quinto partido perdido en toda la historia olímpica. En la final, el conjunto albiceleste doblegó a Italia por un contundente 84 a 69.
Rubén es sin dudas uno de los personajes más influyentes en la historia, no sólo del básquet, sino del deporte argentino. A día de hoy, que nuestra selección sea considerada desde hace varios años como una de las más competitivas del mundo, es en gran parte gracias al aporte de él y su sabiduría.
